El vuelo americano de 1957

viernes, 1 de octubre de 2010

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Evolución (¿o involución?)

miércoles, 29 de octubre de 2008

El origen de las boqueras

Copia de un fragmento de "El abastecimiento de agua en Almería a fines de la Edad Media" de Cristina Segura Graiño :


"4. ORDENANZAS DEL AGUA.
En un documento del siglo xví, año 1578, se afirma que los regidores son los «fieles executores» de las ordenanzas del agua y de los repartimientos de la misma. Esto nos indica que el concejo tiene la administración y cuidado del abastecimiento del agua de riego como una de sus funciones. También este documento nos señala que había unas ordenanzas sobre el agua tema sobre el que trataremos a continuación y que existían repartimientos de agua «como estaba establecido de antiguo». Esta afirmación quiere decir que la escasez de agua para regar motiva que haya unos turnos muy rígidos para que todos los campesinos tengan ocasión de regar. Esta práctica se mantiene en la actualidad y es común en el Levante hispano. Estos «fieles executores» se turnan cada dos meses, lo cual es muy poco recomendable y se solicita que deben de estar por lo menos todo un año ejerciendo la función para poder realizar una labor que, en dos meses, no se puede realizar El documento en que se encuentran las ordenanzas está en unas condiciones de conservación deficientes que dificultan la lectura, sobre todo el folio que contiene las ordenanzas propiamente dichas.
Además de éstas se incluyen disposiciones sobre cómo desempeñar el cargo de limpiador de acequias y de guiador del agua ~ Estas ordenanzas hacen referencia a cómo se debían regar las
huertas de la Vega con el agua del río o de los manantiales próximos.
Los problemas que se plantean para llevar el agua por la vega son de dos tipos: mantener las acequias limpias y saber llevar el agua por las mismas para que llegue al lugar que corresponde regar.
Los labradores no tienen siempre derecho a regar. Como el agua es escasa se divide su aprovechamiento en tandas que se asignan a las fincas y no hay derecho a regar nada más que cuando corresponde el turno. Llevar el agua por las acequias, brazales (sangría que se saca de una acequia) e hijuelas (canales pequeños que conducen el agua desde una acequia al campo que se ha de regar, sorteando campos a los que no corresponde el riego hasta aquellos a los que ha llegado su vez de riego es tarea difícil y se necesita poseer un conocimiento especial por ello se elige a personas preparadas para desempeñar esta función.
Los que se presentan como guiadores de agua son: Juan de las Huertas, Oliver, Pero Gallego, su hermano, Pero Hernández y Juan de Villena, todos ellos son labradores y, exceptuando a Pero Gallego, el origen de éstos es levantino. Los vecinos de Almería designan a Juan de las Huertas, que debe conocer perfectamente su oficio, incluso su nombre hace referencia a ello. Por este trabajo no se percibe salario, pero se compensa cediendo al guiador las penas pecuniarias de aquellos que no han cumplido su turno de riego o han ensuciado las acequias o brazales, que son los motivos de castigo más frecuentes. Hay cuatro acequias mayores, que son: la de Alhadra, la del Molino de la Torre, la del Tejar y la que va por las tierras de Alvaro de Solis y Cristóbal de Biedma. De ellas salen brazales e hijuelas que distribuyen el agua por las distintas heredades de la vega.
El que se encarga de la limpieza percibe una cantidad del concejo, también los labradores deben de contribuir con una cantidad proporcional a la tierra que poseen. En 1495 Juan Gil pide dos maravedíes por cada tahulla que se encuentre en su zona de limpieza. El día 1 de septiembre de 1497 Bartolomé de Benavente ofrece buscar una persona que se encargue de limpiar toda la canalización por tres blancas cada tahulla. Hay obligación de hacer públicas estas ofertas y darles difusión, puesto que en el plazo de una semana se pueden hacer nuevas pujas más bajas.
A los pocos días, el 12 del mismo mes, el contador Juan de Quevedo decide quedarse con la limpieza de las acequias sin cobrar nada, y Juan de las Huertas se responsabiliza de guiar el agua.
Unos años después, en 1508, encontramos nuevos datos sobre las conducciones de agua. El 8 de diciembre, Fernando de Chinchilla se ofrece para hacer las boqueras (puertas que se hacen en las conducciones artificiales en el punto que toman el agua del río) de las cuatro grandes acequias del río. El costo es de 4.000 maravedíes por año, a los que deben de contribuir todos los labradores mediante un justo repartimiento de los mismos; tardará cuatro años en llevar este trabajo a cabo. Además se compromete a ejercer una estrecha vigilancia para evitar que en caso de lluvia, si hubiera alguna boquera rota, llegue el agua a los cortijos a los que no corresponde regar y se desaproveche esta agua. Femando de Chinchilla también se obliga a que en caso de que se lleve el río las boqueras si hay una fuerte y súbita subida, cosa que aquí es frecuente, debe proceder rápidamente a su reparo, teniendo veinte días de plazo para ello.
Aparecen todos ellos en el LRA, menos Pero Hernández.

Mediante las boqueras se puede regar por turno toda la vega próxima a Almería atravesada por el río Andarax. Como las necesidades son muchas y la cantidad de agua que se necesita grande, se debe de proceder a un justo y equitativo reparto de la escasa agua entre todos los regantes. Por otra parte, las conducciones de agua son de barro o de tierra y las filtraciones por tanto, son muy abundantes, provocando una pérdida de agua considerable en la conducción por lo que se hacía totalmente imprescindible tener especial cuidado de que no se deteriorasen.
Los turnos de riego deben ser estrictamente cumplidos y se guarda una gran rigidez en el cumplimiento de ellos, porque la escasez de agua es grave problema que afecta a toda la vega. El Andarax es la típica rambla mediterránea, que en verano esta seca y en invierno lleva un pequeño caudal que sólo ocupa parte del cauce. No obstante, próximo a su lecho se encuentra agua si se construyen pozos o cimbras (floración de agua a ras de tierra). Esta falta de caudal de agua da lugar a que los cultivos se hagan en pleno río para utilizar la mayor humedad de las tierras del lecho. Esta situación provoca que, cuando se produce una tormenta y llueve torrencialmente, generalmente en el otoño, el caudal del río sube de forma inesperada y violenta, provocando la inundación de las tierras próximas y destrozando los cultivos, boqueras, acequias, etc. Tras le inundación y posterior limpieza de los materiales arrastrados, el depósito de los limos debidos a la riada enriquece las tierras, que pronto se ponen nuevamente en cultivo con el riesgo de otra posible inundación. Afortunadamente éstas sólo se producen de tiempo en tiempo y la fuente alimenticia del río son las nieves próximas de Sierra Nevada.

La boqueras de la vega

Las boqueras han sido un sistema de riego tradicional de la vega desde la Edad Media. En un texto aparece incluso el posible constructor despues de la repoblación cristiana.